lunes, 24 de enero de 2011
Señales de calma
Seguro que más de una vez habéis bajado la mirada estando en el ascensor con desconocidos para esquivar una situación incómoda.
Los perros son expertos en evitar este tipo de situaciones, su lenguaje está basado en señales para calmar y apaciguar conflictos. Cuando a nuestro perro le molesta o incomoda algo, hace una o varias señales de calma para informar que no le es agradable. A causa de no entender su lenguaje e incluso malinterpretarlo, estas señales suelen ser ignoradas o castigadas por los propietarios. Esto hace que sean inhibidas por el animal.
Es entonces cuando el perro gruñe ante cualquier conflicto, ya que ha aprendido que” hablar” no le sirve y prueba su segunda manera de comunicarse, “gritar”.
Si estos últimos intentos de avisar siguen siendo ignorados o castigados, el perro se verá obligado a defenderse directamente.
Ha aprendido que la única forma de salir de una situación incómoda es con la fuerza, ya que comunicándose nunca ha podido apaciguar la situación. Ahora es un perro que atacará sin avisar cuando algo le resulte molesto.
Un perro que ha inhibido su lenguaje no sabrá comunicarse con otros animales y progresivamente se irá volviendo más insociable. Cada vez se activará más ante la presencia de otros perros y acabará sin poder interactuar con ninguno, aumentando cada vez más su frustración.
Desviar la mirada, girar la cara, dar rodeos para acercarse, olisquear el suelo, bostezar, tumbarse panza arriba, levantar ligeramente una pata y lamerse el hocico son algunas de las señales de calma más utilizadas por los perros.
Cada señal tiene variedad de significados, dependiendo del momento, la manera y la intensidad al hacerlas. Una sola señal puede no significar nada, hay que fijarse en el conjunto y el contexto de la situación.
Las señales de calma son utilizadas para auto calmarse, calmar a otros o para indicar que todo está bien.
Cuando dos perros se encuentran por primera vez, desde el primer contacto visual ya empiezan a comunicarse, utilizando señales de calma para prevenir conflictos y para comunicar que quieren un encuentro pacífico, a la vez que analizan si el otro perro se acerca de forma amigable. Una vez llega uno frente al otro, interactuaran entre ellos, o decidirán irse cada uno por su camino si el encuentro ha sido demasiado tenso.
Los perros se esfuerzan por comprender nuestro lenguaje. Nosotros deberíamos aprender y respetar el suyo.
David Alejandre > Babylon Dog
sábado, 9 de octubre de 2010
Estrés
Una subida de estrés provoca gran cantidad de hormonas, tales como la adrenalina, noradrenalina, serotonina, dopamina, endorfinas y testosterona. Estas hormonas necesitan un tiempo para crearse, y un tiempo para ser asimiladas de nuevo por el organismo.
La adrenalina recoge energía de la piel y el aparato digestivo y la pasa a los músculos para una posible huida, las endorfinas son analgésicos naturales para contrarrestar el dolor de una posible herida durante la lucha, la serotonina se encarga de regular los niveles de estrés y la noradrenalina regula los niveles de energía.
Entonces el estrés es bueno y necesario, ayuda a adaptarse a situaciones nuevas.
El problema se encuentra cuando este tipo de estrés se mantiene frecuente y prolongadamente. Por ejemplo la adrenalina puede tardar hasta 6 días en volver a sus niveles normales después de una fuerte subida de estrés. Si éste ciclo no se respeta, se produce un estrés residual en el organismo que nunca llega a eliminarse por completo, convirtiéndose en estrés crónico. Los niveles de adrenalina siempre están altos, por lo tanto los músculos siempre estarán tensos y alertas. La serotonina y dopamina se agotan pudiendo aparecer síntomas de depresión, con la testosterona alta se está más irritable, y la continua producción de endorfinas puede provocar una adicción al estrés.
El estrés hace al individuo más reactivo ante situaciones en las cuales no reaccionaria estando en un estado de tranquilidad.
Después de un incidente estresante, todos hemos actuado de manera exagerada y desmedida ante alguna situación que nos ha molestado, y luego estando en casa con más calma, nos hemos dado cuenta que no era para tanto. En ese momento reaccionamos así porque estamos más irritables a causa del alto nivel de estrés en el organismo.
Ahora traslademos esto a los perros. Por naturaleza, son seres tranquilos. Pasarían la mayor parte del día descansando, ahorrando energías para la hora de ir a cazar, o por si hay una emergencia y hay que huir.
Partiendo de esto, a los perros los estresamos continuamente, interrumpimos su descanso con nuestras caricias y juegos, carreras cuando suena el teléfono, paseos estresantes porque llegamos tarde. Incluso resultamos violentos con ellos, por ejemplo, bajándolos a empujones del sofá, con tirones de correa, castigos, correcciones…
El perro nunca llega a bajar los niveles de estrés por completo, provocando un estrés crónico que hace que siempre esté alerta a lo que pasa en su entorno, percibiendo casi cualquier situación como una amenaza para él.
Éste perro probablemente presentará síntomas de hiperactividad o depresión, se asustará cuando pasemos cerca de él si está dormido, ladrará al escuchar cualquier ruido, mostrará comportamientos agresivos o simplemente estará todo el día tenso detrás nuestro, incapaz de estar tumbado sin hacer nada.
Conociendo los efectos secundarios del estrés diario en nuestros perros, quizá deberíamos replantearnos nuestra manera de interactuar con ellos. Entenderlos y respetarlos como se merecen por el esfuerzo que demuestran al integrarse en nuestras vidas.
David Alejandre > Babylon Dog
lunes, 27 de septiembre de 2010
Educación en Positivo
Por ejemplo, estamos en el sofá y el perro, aburrido, se tumba a nuestros pies. Nadie le dice nada porque estamos viendo la TV. Sin embargo, si el perro en ese momento se pone a mordisquear un zapato, alguien se girará para decirle que “eso no se hace”. Y seguiremos viendo la película, ignorando al perro cuando ha hecho caso. El perro aprende rápidamente a robar zapatos para conseguir la atención de la familia.
No debemos olvidar que el perro es un animal social, a él no le gusta estar todo el día discutiendo. Él sólo quiere nuestra atención y sentirse uno más del grupo.
Teniendo esto en cuenta, la educación en positivo se basa en enseñarle amablemente las conductas que nos gustan de él, y lo bueno que puede ser comportarse de esa manera.
Por ejemplo, en el caso anterior, cuando el perro se tumba a nuestros pies dejamos caer la mano encima de su lomo y le hablamos suave y calmadamente, si empieza a mordisquear el zapato, retiramos la mano y dejamos de hablarle hasta que pare, en ese momento volvemos a hablarle y acariciarle. De ésta manera el perro entiende que si se tumba tranquilamente con nosotros tiene nuestra atención y que si mordisquea algo será ignorado.
Con la Educación en Positivo disfrutaremos de un perro tranquilo y capaz de cooperar con nosotros.
David Alejandre > Babylon Dog