lunes, 27 de septiembre de 2010

Educación en Positivo

Nuestra relación con los perros siempre ha sido a base de castigos y correcciones. “No hagas esto”, “calla”, “deja eso”… Pero nunca nos hemos molestado en enseñarle lo que debe hacer, es más, cuando hace algo bien, se le ignora.

Por ejemplo, estamos en el sofá y el perro, aburrido, se tumba a nuestros pies. Nadie le dice nada porque estamos viendo la TV. Sin embargo, si el perro en ese momento se pone a mordisquear un zapato, alguien se girará para decirle que “eso no se hace”. Y seguiremos viendo la película, ignorando al perro cuando ha hecho caso. El perro aprende rápidamente a robar zapatos para conseguir la atención de la familia.

No debemos olvidar que el perro es un animal social, a él no le gusta estar todo el día discutiendo. Él sólo quiere nuestra atención y sentirse uno más del grupo.

Teniendo esto en cuenta, la educación en positivo se basa en enseñarle amablemente las conductas que nos gustan de él, y lo bueno que puede ser comportarse de esa manera.

Por ejemplo, en el caso anterior, cuando el perro se tumba a nuestros pies dejamos caer la mano encima de su lomo y le hablamos suave y calmadamente, si empieza a mordisquear el zapato, retiramos la mano y dejamos de hablarle hasta que pare, en ese momento volvemos a hablarle y acariciarle. De ésta manera el perro entiende que si se tumba tranquilamente con nosotros tiene nuestra atención y que si mordisquea algo será ignorado.

Con la Educación en Positivo disfrutaremos de un perro tranquilo y capaz de cooperar con nosotros.

David Alejandre > Babylon Dog

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